La estafa se adapta a cada era y a cada industria; es como la gripe, que nunca se termina pues siempre muta. La era del internet no solo ha traído nuevas estafas y fraudes sino que también ha permitido que estafas locales se vuelvan globales, algo así como la globalización del fraude. El internet permite hacer más atractiva la oferta de los estafadores al tiempo que les da mejor cobertura para proteger su identidad. No significa que debemos dejar de comprar en Internet pero si debemos verificar que tanto vendedores como productos sean reales.
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La llamada me vino de uno de los socios de una empresa de un país lejano. “Buenos días detective, nuestra compañía está preparando la compra de 1.000 tabletas de un distribuidor asentado en su país. Los que necesitamos es que usted envié a un investigador a inspeccionar el envío, contar las tabletas, encender algunas al azar para comprobar que funcionan, verificar que el número del modelo coincida con el que solicitamos y acompañar la carga hasta el aeropuerto. Esto es todo lo que queremos. ¿Puede ayudarnos?
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“Por supuesto, le respondí, este tipo de investigaciones las realizamos normalmente en transacciones comerciales de ventas al por mayor, y por supuesto nuestro trabajo será discreto”. Acto seguido le pasé el presupuesto y el cliente quedó en enviarme toda la información y pagó de inmediato. Pero pasaron varios días y no escuche más de este cliente. Casi 10 días después, el hombre me llama nuevamente y me dijo “Detective, esto ha sido horrible, mis otros dos socios decidieron no contratarlo a usted pues no consideraban importante verificar los productos, ni al distribuidor, ni el envío pues lo consideraban una pérdida de dinero. Ayer nos llegó el envío, solo llegaron 458 tabletas, muchas de ellas funcionan pero otras están rotas o no encienden, nos enviaron modelos diferentes a los que figuran en la orden de compra que hicimos. Nos cobraron $40.000 por productos que no valen más de $9.000. Estamos desesperados pues ya teníamos esas tabletas vendidas a minoristas de nuestro país y ahora los teléfonos del distribuidor están desconectados y no hayamos cómo hacer contacto con ellos. Queremos demandar a esta empresa o que nos devuelva el dinero. Esta estafa puede llevarnos a la ruina. ¿Puede ayudarnos?
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“Si señor, esa es una de mis especialidades, aunque prefiero investigar para evitar los fraudes”, le respondí, arreglamos el acuerdo y comenzamos con la investigación basados en los datos que figuraban en la factura de compra y orden de envío, al fin y al cabo lo único que tenían mis clientes. Identificarlo al principio no fue fácil, pero lo logramos. Para comenzar este supuesto distribuidor, Esteban (nombre cambiado) no tenía ni siquiera licencia de negocio, ni mucho menos de exportación. Tampoco tenía oficina o almacén, la dirección de la factura es la dirección de otra empresa de distribución, no asociada con Esteban. El sujeto tenía antecedentes de fraude menores y varias deudas. Su verdadera experiencia en este negocio era el de vender equipos electrónicos “refurbished”, o sea usados y reparados, al por menor. Los distribuidores que entrevistamos lo conocían bien pues el compraba todos los equipos dañados, reparados o que habían perdido mucho valor debido al ingreso de nuevas tecnologías al mercado. En otras palabras su especialidad era la venta de basura tecnológica. Sin embargo, efectivamente, el mismo promocionaba la venta de equipos nuevos a un valor más bajo que el que ofrecía el promedio de los distribuidores; oferta tentadora para compradores incautos. Localizamos su residencia y también sus pocas propiedades, algunas a nombre de su esposa. Su centro de operaciones eran su casa y su viejo camión.
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El reporte investigativo que le presenté a mis clientes fue como una bomba, pues ellos pensaban que estaban en negociaciones con una empresa de distribución sólida y no con un delincuente común. Según me comentaron, si no lograban recuperarse de este problema, disolverían la empresa y cada socio tomaría su rumbo. Iniciar una demanda civil y criminal contra Esteban les costaría algunos miles de dólares más y estos tres socios ya no querían gastar más dinero. Efectivamente poco después la sociedad se disolvió, solo uno de los socios continuó en el negocio de la compra al por mayor de tecnología y desde entonces contrata mis servicios cada vez que va a realizar una compra importante. De Esteban no he sabido más, seguro que sigue en el mismo negocio de la chatarra y de la estafa cada vez que le cae un comprador confiado.
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Por su seguridad siempre verifique antes de hacer compras al por mayor, evite comprar a ciegas. Los investigadores privados pueden ser su mejor solución cuando se trata de verificar a una persona, una empresa, una carga, o como en este caso evitar una estafa. La investigación previa puede ahorrarle mucho dinero, disgustos, estrés y hasta la disolución de su empresa.
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Cuídese del fraude, pero si necesita ayuda, llámeme al 866-224-1245.
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August 5, 2016
Por el Detective Fernando Álvarez
DIARIO LAS AMERICAS
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